domingo, 27 de febrero de 2022

Hasta siempre Andrés

Hubo un tiempo que en la Administración, en el campo de las TIC, conocías a los compañeros de promoción, tus compañeros de trabajo con los que habías coincidido en los distintos destinos administrativos y, según el rol que tuvieras en la SGTIC correspondiente, algún otro compañero con el que compartías alguno de esos escasos grupos de trabajo que se reunían en la antigua sede de María de Molina. Si, también estaba ASTIC y sus eventos, pero era difícil salir de tu círculo de conocidos. En mi caso, no más de 50 personas de un colectivo de en su día casi 1.000. Era un tiempo anterior a la explosión de las redes sociales, de los blogs personales y de la creación de un espacio de comunicación compartido donde se exponían los temas que nos preocupaban.
En la mayoría de las ocasiones, los autores de los blogs o de las personas tras los perfiles en redes sociales no eran fácilmente identificables. No se trataba de ocultar tu identidad para salvaguardar tu independencia y tus opiniones de una posible reacción de tus superiores. Era simplemente, creo, intentar dar una imagen más profesional de las entradas y tus opiniones. Una especie de sobrepasar tu simple yo administrativo, adherido a un puesto concreto y gris, a una posición de reflexión más elevada que viniera a dar consistencia a tus ideas (no es el chico de los servidores el que opina, es el "ProfesionalTIC").

Cada actualización de las entradas era celebrada, compartida y comentada. Necesitábamos crear grupo. Queríamos crear opinión, cambiar la administración cuando casi nadie hablaba del impacto de las TIC en la consecución de los objetivos de negocio. Eran los tiempos de los FF en Twitter, donde rendíamos pleitesia a quién nos iluminaba el camino.

En ese espacio virtual me encontré con Andrés. Sus entradas eran una referencia de conocimiento, reflexión, detalle, cuidado y completo. Abarcaba todas las materias sobre las que uno tenía alguna inquietud (de ahí el nombre de su blog). No falto a la verdad cuando digo que sus reflexiones eran algo así como culminar en un gran armazón intelectual lo que al menos yo siquiera era capaz de verbalizar a través de ideas simples, directas, poco elaboradas y sin tener en cuenta las grandes implicaciones en otras áreas.

Cuando un día, en aquella sede de María de Molina, al otro lado de la gran mesa de reuniones, intuí que aquella persona sentada frente a mí era el gran Andrés, me sentí muy pequeño. Yo apenas era un simple Jefe de Area con más ganas de romper cosas (antes de que se pusiera de moda) que una idea formada de cómo construir organización y políticas TIC. Que Andrés respondiera con un mutuo conocimiento con su siempre presente humildad, honradez y complicidad es algo que jamás olvidaré. Te inspiraba y te insuflaba la confianza necesaria para seguir en ese proceso de crecimiento individual. Sin lugar a dudas era capaz de hacerte sentir que aprendía de tí, cuestión materialmente imposible. Para mí su reconocimiento fue algo que nunca olvidaré (y por eso la imagen presente como su fuera una fotografía). Que Andrés te aceptara en su liga era un paso administrativo que te nombraran nivel 30.

Posteriormente, sin llegar a estrechar una gran amistad, coincidí muchas veces con él. Cuando fue uno de los puntales en la inicial creación del CIO de la AGE, proceso del que se desencantó y, sin desvelar ningun secreto, al no compartir el devenir del proyecto, prefirió volver a su amada GISS a un puesto muy interior a su valía antes que calentar la silla. Acudió sin ruido a la llamada arriesgada de crear algo nuevo y necesario y se fue, tras dejarse literalmente la piel, con el mismo sigilo, dejando que otros rentabilizasen sus trabajos.

Andrés también cumplió con el compromiso corporativo cuando recogió el testigo en ASTIC cuando dejé de ser Presidente, formando tándem con Lucía en calidad de vicepresidente.

Hacía tiempo que no hablábamos ni coincidíamos (dichosa pandemia). Sabía que por fin la GISS había estado a la altura posicionándolo en un puesto de gran responsabilidad. No se prodigaba ya en su blog ni en las RRSS, pero de vez en cuando compartía iniciativas estratégicas del Ministerio donde seguro que había tenido una intervención insustituible. El próximo CPD de Soria o el proyecto de acceso a datos de la Seguridad Social por parte de investigadores son de esos proyectos que estoy seguro que marcarán las próximas iniciativas de otras Administraciones Públicas.
Andrés, te echaremos mucho de menos y esperamos estar a la altura de tu legado.
Un abrazo a toda tu familia y seres queridos.
Que la tierra te sea leve.

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