En la pasada edición ASTICNET, la organización tuvo el gusto de invitarme a participar en una de las mesas cuyo título era "ASTIC, el papel de la asociación y retos futuros".
Tanto las intervenciones de esta mesa como las del resto que conformaban la jornada se han recogido en la última edición del Boletic.
Para aquellos que estén interesados en conocer lo que pienso en relación al tema de la mesa, les dejo el enlace directo o que continúen leyendo.
También dejo el enlace a la presentación que utilicé.
Espero que os sea de utilidad y que, lo más importante, os motive en el proceso de cambios que se avecina.
Tal y como se ha configurado la
actividad de la Asociación desde sus inicios, el futuro e la misma
está íntimamente ligado al futuro del cuerpo TIC, y el futuro de
este lo está al rol que pueda tener dentro de su hábitat por
excelencia, la Administración General del Estado (AGE). De esa
forma, no podemos abordar el futuro de la Asociación sin referirnos
al rol que tendrán los profesionales TIC dentro de la AGE.
Si nos centramos tanto en la
información que publicamos en nuestra web
(http://www.astic.es/la-asociacion/quienes-somos:
"Nuestro cometido principal es la dirección y gestión de
las Unidades y proyectos relativos a los Sistemas de Información y
las Comunicaciones de las Administraciones Públicas")
como en lo que se contempla en nuestros estatutos (Contribuir
a la promoción y desarrollo de las TIC, en general, y en las
Administraciones Públicas. Estatutos. Fines de la asociación
artículo 3.3), no podemos dejar
de satisfacernos por cuanto estamos cumpliendo en una gran medida los
objetivos marcados. Sin embargo, la sociedad y las organizaciones
están sufriendo unos cambios tan profundos impulsados por las TIC,
que nos hace pensar que nuestro papel debería ser otro. Ese
sentimiento se acrecienta cuando vemos iniciativas como las
enmarcadas dentro de la
Comisión para la Reforma de las
Administraciones Púbicas (CORA), donde más de un 80% de las mismas
no podrían ser llevadas a cabo sin la participación de las TIC.
CORA es por tanto una gran oportunidad, tanto de realización de
proyectos TIC con el fin de la búsqueda de la eficacia y la
eficiencia de la AGE, como de transformación organizacional donde
los TIC tenemos mucho que aportar, sin perder de vista, que toda
oportunidad tiene asociada sus propias amenazas, y en este caso, la
redefinición de los roles más convencionales de los TIC
contemplados en la CORA hacen incluso que algunos de nuestros
compañeros intenten frenar su ejecución.
Sin embargo, y salvo muy contadas
excepciones, es necesario convenir, que los profesionales TIC no
están situados en los puestos administrativos que van a definir o
liderar esa transformación. Se trata pues de una nueva versión del
mensaje del despotismo ilustrado (Todo por las TIC, pero sin los
TIC), ejercido por otros cuerpos de la AGE, que ya sea por su
dilatada historia o por el ejercicio de un corporativismo de
estrechas puertas, ejercen la dirección de la AGE sin contar con
nosotros, y lo que es peor, considerando nuestra labor como un
impedimento para conseguir lograr sus objetivos de una forma más
rápida o como un servicio similar al de seguridad, limpieza, ..., es
decir, sin entrever su capacidad de transformación. Desde el punto
de vista de los TIC no se trata de una lucha de corporativismos, se
trata de permitir que la colaboración entre distintos profesionales
den como fruto una administración más rica, más orientada al
servicio y que sepa aprovechar todo su potencial. Se trata de crecer
a través de la diversidad, no de la homogeneización de los puestos
directivos.
Lo que es necesario reseñar, de forma
que podamos aprender de nuestros fracasos, es que esta situación no
es nueva. La utilización de las TIC dentro de la AGE ya tiene un
recurrido en el que podemos fijarnos y extraer ciertas conclusiones.
Fuimos los TICs los que impulsamos la creación de página web
institucionales, creando las plataformas y explicando a los
responsables las distintas posibilidades que tenían para hacer
posible su comunicación institucional. Pero ahí dejamos de
presionar. Nos limitamos a exponer las mil y una posibilidades
técnicas para llevar a una web, pensando que eran otros los que no
solo tenían que decidir el cómo, si no el contenido. Dejamos de
intentar posicionar a los TIC como parte del proceso de comunicación,
cuando en realidad no existía ningún otro cuerpo responsable del
mismo, autolimitándonos nuestro techo competencial.
En la actualidad el riesgo es mayor, ya
que la inmersión de las TIC en la sociedad han hecho que cualquier
persona interesada por la transformación conozca determinadas
capacidades, funcionalidades o posibilidades que las TIC pueden
ofrecer. Dicho de otra forma, ya no somos los únicos conocedores de
las posibilidades transformadores de las TIC como hace 10 años. Y
esa situación, en una organización donde su funcionamiento y
capacidades está enmarcada por lo que se expresa en la normativa
supone un freno en el posicionamiento de los TIC en determinados
puestos directivos. Quizá sea lo que más nos diferencia del sector
privado, donde últimamente vemos como los CIO elevan sus
competencias hasta los máximos puestos directivos, ya que las
organizaciones privadas en la legítima búsqueda de la maximización
de sus objetivos, han llegado a la conclusión que esos solo se
pueden conseguir desde la transformación digital. En nuestra
organización, la normativa es la que marca cómo se realiza esa
transformación, siendo aquellos que manejan su desarrollo, los que
deciden el qué, el cómo y quienes.
Por todo ello, desde ASTIC se debe
posicionar dentro de la agenda política interna la transformación
de la AGE como el único medio posible de conseguir una
Administración que esté alineada con los tiempos actuales. Debemos
utilizar todos nuestros medios a nuestro alcance para redefinir la
relación ciudadano–adminsitración desde un punto de vista
digital. Y tenemos que ser capaces de trasladar que la sociedad del
siglo XXI es una sociedad digital, y que como tal, toda la actividad
de la Administración, tanto en su funcionamiento interno como en el
que se dirige hacia el exterior en forma de ordenamiento de las
actividades privadas tiene que ser analizada desde una óptica
digital. En ese sentido, cada vez tiene más relevancia el
posicionamiento de las TIC a un nivel igual o superior al que ha
tenido el análisis económico de la sociedad. Hasta ahora, desde el
estudio de los valores macroecónomicos se justificaban determinadas
medidas en la búsqueda del beneficio social y el bien común.
Actualmente esa visión ha quedado obsoleta por el advenimiento de
las TIC, donde su poder de trasformación no solo afectan a los
intercambios económico-comerciales, si no que cada vez más, existen
formas de intercambio y consumo originadas dentro del paradigma del
"prosumidor",
creando ámbitos de interacción lejos del foco de los convencionales
flujos de intercambio.
Así mismo, desde
ASTIC debemos impulsar una profunda renovación de la forma y el
fondo de entrada al cuerpo que vaya en línea del nuevo rol que deben
tener los profesionales TIC dentro de la AGE. Desde el liderazgo que
siempre hemos ostentado en la composición de los distintos
Tribunales debemos de ser capaces de seleccionar los mejores
candidatos para el desempeño de las funciones que la propia AGE y la
sociedad demanda. Este cambio debe ser acompañado por una intensa
labor formativa a los que ya formamos parte del cuerpo, de forma que
se conforme un cuerpo cohesionado en cuanto a los conocimientos y
objetivos.
Tanto la situación
en la que se encuentra la AGE, la profunda transformación que las
TIC están sometiendo a la sociedad en su conjunto, como la situación
política actual, parecen determinar que estamos en las puertas del
comienzo de cambios estructurales en los que, desde el compromiso de
servicio público que nos obliga nuestra condición de empleados
públicos, tenemos la responsabilidad de intentar que se orienten
hacia una mejor administración al servicio de los ciudadanos.
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