miércoles, 19 de junio de 2013

ASTICNET: Una nueva administración digital para una nueva sociedad.







El pasado 7 de Junio se celebraron las Jornadas ASTICNET en las que tuve el honor y el disfrute de participar como inegrante de una de las mesas (Una nueva administración digital, para una nueva sociedad) conjuntamente con Rocio Montalbán, Pedro Martín Jurado, Joaquín Potel y David Cabo (os dejo el enlace del detalle de la mesa)


A la espera de la publicación del vídeo de la mesa y de la publicación en el BOLETIC del resumen de la misma, quería haceros partícipes de las notas que me sirvieron para preparar la charla, notas que complementarán tanto el artículo del BOLETIC como lo que pude expresar de viva voz, ya que es de sobra conocido que los debutantes en este tipo de tareas nos es difícil no dejarnos cosas en el tintero.

Acerca de la convivencia de lo virtual y de lo físico



En mi opinión todo se retroalimenta y vemos estrategias que se aprovechan de esa tendencia. Pero más allá de los ejemplos que di en la mesa, lo que me importaba transmitir es el desafío que se presenta a los legisladores, donde se quiere imponer una legislación nacional ajustada a las fronteras físicas al terreno de lo virtual. Y tenemos ejemplos de que esta estrategia de intentar mantener la capacidad normativa del estado nación empieza a rechinar:
  • en España solo se permitirán aquellas farmacias online siempre que tengan su correspondiente farmacia física
  • en España se han concedido licencias de juego online (muy onerosas) y se ha establecido que desde territorio español solo se pueda jugar en plataformas licenciadas y siempre en el dominio .es. 
  • y llegando al límite de lo absurdo, eso no evita que las CCAA tengan su propia legislación de juego online, permitiendo que aquellos ciudadanos censados en la CCAA de turno puedan acceder a las plataformas de juego online licenciadas en ese territorio.
Es evidente que parece difícil el poner puertas al campo y evitar que libremente se circule por internet, accediendo allá donde te venga en gana. Por mucho que se intenten levantar muros, nunca serán lo suficientemente gruesos ni altos como para poder ocultar la internet de ahí fuera..

Entonces, ¿cuál es el desafío del legislador? Pues dejar de pensar en legislación a nivel nacional y empezar a pensar en modelos de gobernanza mundial. Y eso, visto lo visto, parece imposible.

Por todo ello, nos lleva a pensar que la sociedad civil (las asociaciones, las empresas, la ciudadanía, ...) han superado el paradigma estado nación y que los legisladores todavía no se han dado cuenta y siguen enrocados en estrategias cortoplacistas que solo benefician a quién vive al margen de la ley y perjudican a aquellos que quieren cumplir con la legislación, lo que finalmente depara en una huida del cumplimiento de la ley. Y esto y el tema de las descargas, P2P y la mal llamada piratería es otra cara de la misma moneda. 


Canales de participación ciudadana

Los ciudadanos reclaman de las AAPP los mismos modelos de funcionamiento que utilizan en sus relaciones electrónicas, ya sea entre ellos o con las empresas. No entienden por qué pueden comprar por internet con un solo click (habiendo previamente cargado en su perfil de usuario los datos bancarios) o como pueden entrar a un concierto con una imagen previamente recibida en su móvil. Y eso si  entrar en las formas de comunicación basado en twitter, whatsapp, facebook, ... tanto en lo personal como en las relaciones con sus empresas proveedoras de servicios (telefonía, energía, ..)

No entienden por qué para relacionarse con la AAPP necesitan certificados, firmas electrónicas, ... que sus peticiones pasen por mil despachos antes de que sean respondidas. Los ciudadanos requieren nuevos modelos de comunicación y respuestas más rápidas. Se reclama más proximidad, más cercanía de las instituciones, contestaciones rápidas y comprensibles.

Y no podemos escudarnos en que no conocemos cuales son los intereses ciudadanos. Todos nos relacionamos, tenemos amigos, parientes, ... vivimos una vida normal y tenemos la obligación de trasladar esa experiencia a nuestra vida profesional. E incluso tenemos herramientas que la sociedad civil pone a nuestra disposición, como appgree, para palpar el pensamiento ciudadano.

Necesitamos una nueva Ley 11/2007 que de una vuelta a los actuales requisitos por los cuales los ciudadanos pueden presentarse ante las AAPP, abriéndose a los nuevos canales.

Participación ciudadana: conocimiento de las actuaciones de la Administración

En la mesa teníamos un exponente de éxito de iniciativas para conocer las actividades de las AAPP. Y cada día surgen varias plataformas para controlar donde van los impuestos, las iniciativas de los diputados, ...

Pero todas esas iniciativas tienen un carácter reactivo: las AAPP actúan y se quiere controlar su actividad a posteriori. Actividad loable, pero que creo que ha pecado de tecnicismo. Nos hemos dejado llevar por la transparencia, el OpenData, el Big Data, ... y creo que deberíamos recuperar aquello que surgió a principios del milenio con el altermundismo, con Porto Alegre como gran exponente mundial.

Estoy hablando del control desde el inicio, de presupuestos participativos y  de poner a disposición de la ciudadanía de las herramientas necesarias para que decidan dónde y cómo se gastan sus impuestos y dónde deben actuar las políticas públicas. Solo aquellos países que gozan de instituciones políticas inclusivas, que hacen partícipe al ciudadano de las decisiones, tienen más opciones de progresar.

Y existe otro aspecto sobre la participación ciudadana que me hubiera gustado comentar. Hemos visto casos en los que la sociedad civil se ha movilizado para conseguir que determinadas empresas privadas cambien algunas de sus decisiones. Vemos que la sociedad civil utiliza las nuevas herramientas y las redes sociales para realizar esa presión (en España hemos tenido en famoso caso de La Noria y Pablo Herreros -orientada a boicotear a aquellos anunciantes que se publicitaban en el programa-, que tras muchas vicisitudes terminó con la retirada de la parrilla del citado programa). Eso nos demuestra que la sociedad se está empoderando, tiene en la mano ciertas herramientas que pueden utilizar para presionar a esas grandes macroestructuras privadas. Y esa estrategia, ¿llegará alguna vez a presentarse contra las AAPP?, ¿seguiremos viendo manifestaciones físicas o se empezarán a realizar estrategias de presión basadas en las redes sociales?, ¿qué capacidad de desobediencia civil tiene la ciudadanía si tenemos en cuenta las nuevas tecnologías?, ¿o realmente en ese punto no ha cambiado nada y seguimos siendo cautivos del imperio de la ley?

De nuevo es necesario otra Ley 11/2007. Si esta abrió las ventanas de los procedimientos administrativos, dejando que los particulares pudieran acceder a ellos de una forma más sencilla, económica y accesible, es necesario una nueva Ley 11/2007 que abra esta vez el diseño e implementación de las políticas públicas.

Innovación en las Administraciones Públicas

Siempre se puede innovar, y también en las AAPP. Sólo hace falta contar con los elementos adecuados, los resortes administrativos, el empuje de la dirección, la implicación de los trabajadores, ...

Ya, ¿pero en la realidad? Pues es complejo. Se requiere replantearse todos los actos cotidianos de nuestra vida profesional, los usos y costumbres emanados tanto de la legislación como de nuestro quehacer cotidiano. Y es muy complejo. Y más lo es cuando ciertos comportamientos tienen asegurado su comportamiento por la existencia de ciertas normas, leyes, resoluciones, que sirven de parapeto para frenar la innovación.

Comenté en la mesa el caso de los formularios puestos a disposición del ciudadano, cuyo contenido, incluyendo traducción a las lenguas cooficiales así como la posible vinculación entre campos del mismo formulario, debe ser aprobado por resolución del titular de la Subsecretaria correspondiente o Director General. ¿Para qué innovar en ofrecer a los gestores una herramienta que posibilite ofrecer en sede electrónica cualquier tipo de formulario, creado a partir de una herramienta visual por usuarios no informáticos en menos de una jornada laboral si ese formulario tiene que pasar decenas de filtros y días antes de que sea autorizado?


¿Y en la gestión de los recursos humanos? ¿Cuándo se gestionarán las vacantes basándose en la reputación online o en las herramientas de disposición online de los correspondientes CV? Todavía me sigo ruborizando cuando recuerdo el correo electrónico que recibí el otro día animándome a utilizar funciona para buscar puestos de trabajo dentro de las AAPP y tener ahí disponible mi CV. Seguimos queriendo forzar a las personas a utilizar herramientas que no solo se han demostrado inútiles. Ya no existe una separación entre las competencias dentro de las AAPP y las que puedes tener fuera de ellas. Todo converge. En Linkedin se tiene el perfil profesional, trabajes en la AAPP o no, con referencias, recomendaciones, enlaces hacia otros proyectos o profesionales de dentro y de fuera de las AAPP. La compartimentación es absurda.

Y tanto o más con la estrategia de los portales de intranet, las plataformas de cursos online. La vida está (nos guste o no) en las RRSS. La gente no consulta un portal que quién sabe quién actualiza y con qué contenidos y cuando. La gente utiliza las RRSS para informarse, para obtener información, para localizar recursos.

Todo ello para concluir: las AAPP están en un momento crítico y van a cambiar. La cuestión es: ¿queremos liderar el cambio desde dentro o vamos a esperar a que nos cambien desde fuera, imponiendo una serie de criterios que van a ocultar determinados posicionamientos ideológicos detrás de una cortina de eficiencia, reorganización, modernización, ...? Y todo ello sin perder de vista que no se trata de utilizar nuevas herramientas por utilizarlas. El uso de las herramientas tiene que ir en consonancia con la cultura organizativa y si tenemos claro que las nuevas herramientas nos dan nuevas capacidades, tendremos que previamente intentar cambiar nuestra cultura para intentar hacerla converger con el espíritu de las herramientas. De lo contrario, estaremos abocados al fracaso.

Redes sociales y Administraciones Públicas: la relación con el ciudadano

Tenemos que aprender de la empresa privada (y de ciertas experiencias de éxito dentro de las AAPP como la de la Dirección General de la Policía). En la empresa privada se ha interiorizado que la reputación online y la presencia en las RRSS es esencial. Pero no solo de la marca en cuestión. También de los máximos responsables. No existe una disociación entre la imagen de marca y lo que alto ejecutivo de la empresa puede llegar a decir. Es más, los clientes consideran incluso una mejor manera de conocer a la empresa y de relacionarse con ella el contacto directo a través de las RRSS con el alto ejecutivo.

Sin embargo en las AAPP estamos a años luz. Seguimos utilizando el twitter como un inmenso altavoz donde colocar la notas de prensa. Seguimos pensando que el ciudadano tiene que acercarse a nosotros, guardianes de los procedimientos administrativos, garantes de la legalidad y de la información. Se considera a las AAPP desde un sentido patrimonialista del partido gobernante de turno y desde esa concepción utilizan los medios a su alcance para transmitir su mensaje. No podemos dejar que esta situación siga ocurriendo. Las AAPP tienen una actividad diaria más allá de las intervenciones públicas de nuestros dirigentes políticos y sus proyectos políticos. Tenemos que dar valor al quehacer diario de los funcionarios, tenemos que hacer sentir a la sociedad que los que damos coherencia al funcionamiento continuo de las AAPP somos los funcionarios. Y por ello, tenemos que abrir canales de comunicación directa con la ciudadanía sin necesidad de pasar por el filtro del gabinete de prensa de turno. Tenemos que hacer patente la profesionalización de las AAPP. Los funcionarios deben salir del armario y ocupar el lugar que les corresponde en la sociedad, dejando a los políticos el suyo. No podrá existir una verdadera profesionalización de la labor del funcionario en tanto en cuanto no tengamos nuestro propio perfil en las RRSS a través del cual hagamos constar nuestro trabajo diario.

Y como último paso, se deberían implementar procesos para la incorporación de los ciudadanos a la producción de los servicios públicos. Debemos facilitar una involucración creciente en la prestación de los servicios. No tiene sentido que cada vez más veamos plataformas de creación compartida, ya sea al estilo wikipedia o al uso de crowdfundind, y sin embargo las AAPP seamos refractarias a ese tipo de estrategias. No hay nada más común, ni que esté al servicio de todos que las AAPP. ¿Por qué entonces no van a colaborar los ciudadanos con nosotros en el diseño y creación de servicios públicos sin finalmente revertirán sobre ellos? Es necesario establecer esos puentes de colaboración donde todos saldremos ganando.

Por tanto, y por último, recuperando las peticiones de nuevas leyes, en este caso es necesario una nueva Ley 11/2007 que permita la implicación del ciudadano en el diseño e implementación de los procesos que sustentan los servicios públicos. Si son los ciudadanos los que se benefician de esos servicios públicos, deben ser ellos los que los puedan diseñar, evaluar, construir, ...

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