Por no decir el postfascismo.
Estos señores que dirigen el mundo, o mejor dicho, estos señores que son mandados por aquellos que dirigen el mundo, han dejado libres de culpa a aquellos que son responsables de la crisis, hacen pagar a la ciudadanía los costes de esta con recortes sociales nunca vistos y cuando esos recortes generan los desmanes que están apareciendo en el Reino Unido (no me entendáis mal, no es que esas revueltas sean manifestaciones en contra de los recortes, es que los recortes dejan familias sin recursos, poblaciones sin esperanzan, vamos, que encaminan a sectores cada vez más amplios de la sociedad hacia la depauperación convirtiéndolos en lumpen y ya se sabe que la chusma acaba por comportarse como tal), lo único que se les ocurre es echar abajo las redes sociales.
Luego nos reíamos de los sátrapas del Magreb con sus cortes de internet y nos congratulábamos de que google pusiera a la disposición de los ciudadanos de esos países herramientas para volcar a la red mensajes dictados por voz. Todo eso estaba bien cuando eran otros los que sufrían las consecuencias. Ahora que me toca a mí, mejor acabar con twitter, facebook. No se dan cuenta que eso son sólo herramientas y que el problema seguirá ahí. La gente se movilizará de una u otra forma, a gritos si es preciso. El problema no es ese.
Malos tiempos se nos avecinan compañeros. Así comenzó el siglo XX. Con llamadas al autoritarismo, al estado fuerte, a la labor de la familia en el control social. Y nacieron pequeños y grotestos personajes con bigotillo que tanto mal causaron.
No quiero ser apocalíptico, pero crash financiero, pésimas condiciones de vida, autoritarismos y restricciones de libertades. Me suena haberlo aprendido ya en los libros de texto.
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