Como buen informático que realiza proyectos de desarrollo en la AAPP y que no posee personal funcionario o laboral para acometerlo, estoy abocado al uso de las asistencias técnicas. Es decir, al outsourcing o alquiler de carne.
Muchos de esos proyectos, para ser finalmente abonados por la AAPP, deben pasar por el trámite de una intervención, que no es más que un funcionario habilitado para ello (el interventor) verifique que lo que en la memoria de contratación se ponía que se iba a hacer, efectivamente se ha ejecutado. Como los interventores no tienen demasiados conocimientos informáticos, se acompañan de personal TIC, que les asesora.
Mi experiencia en las intervenciones no puede ser más desalentadora en lo que se refiere a un aspecto: el interventor y su asesor verifican que se ha hecho lo que se reflejaba en la memoria y puede que, dependiendo de cómo se hiciera la contratación, verifiquen que el personal externo ha trabajado el número de horas que en el contrato se especificaban. Digo que puede que, ya que en realidad puede que se haya hecho el trabajo en menos horas (contrato llave en mano) o que por el contrario en esas horas no se haya podido hacer todo el trabajo previsto, llegando a situaciones incomprensibles (¿se pagan las horas o se pagan los trabajos finalizados?). Por esa razón, el tema de las horas no suele entrar dentro del objeto de la intervención.
Pero lo que nunca entra dentro de esa inspección es si los trabajos efectuados se corresponden con el montante a abonar. Puede que lo contratado fuera una minucia en comparación con lo que se está pagando, ocultando otros pagos (y no es necesario pensar en corruptelas, ya que puede que se abonen partes de otros proyectos que se han ido de plazos, u otros trabajos previos no sometidos a contratación, ..). Y a mí casi me parece tanto o más importante el realizar esa asociación trabajos-importe, que el verificar que se hizo lo que se contrató. Ya que, y dejando a un lado posibles corrupciones entre las empresas y los funcionarios que contratan y dirigen el proyecto, existe la atractiva tendencia a reflejar en el contrato mucho menos de lo que finalmente se ejecutará. Eso me asegura que ante cualquier problema por desviaciones del proyecto que no me dejen acometer todo lo previsto, siempre tendré las tareas mínimas ejecutadas ante una posible intervención.
Y luego el ciudadano se asombra que en la trama Gurtel se pagasen millonadas por poner una alfombra roja o unas sillas. El político de turno se escuda en que el contrato pasó la intervención. ¡¡Y claro que la pasó!!! Al interventor si el alquiler de la silla era de 10 o de 1.000.000 le da igual. El lo que quiere saber es si se alquilaron 1.000 sillas. ¿A que no tiene sentido? Pues en informática ocurre eso.
Se puede ir más lejos, ¿quién determina si la infraestructura necesaria para albergar esos desarrollos esta sobredimensionada?, es más ¿quién controla que el dinero público este bien utilizado?
ResponderEliminarCreo que la figura es la inspección de la auditoría, es cecir que además de comprobar que se alquilaron las sillas que se estipulaban en el contrato, se verifique si el precio que se pago por el alquiler, estaba acorde con el precio de mercado.