jueves, 22 de diciembre de 2011

Hipocresia: no se le cae la cara de vergüenza

De verdad es que en la época en la que estamos todos sabemos que el que hoy es nuestro enemigo, ayer fue nuestro amigo. O viceversa. Ahí tenemos  a algunos de los ahora grandes tiranos de la historia, que pasaron por todos los grados de la amistad. Desde amigos íntimos a acérrimos enemigos. Gadaffi, Sadam, Noriega, ... Una lista interminable, culminada por aquella celebre frase de Henry Kissinger, culmen de la hipocresia: "si, es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta".
 En todas esas relaciones de pareja, donde del amor al odio sólo hay un paso, existen relaciones comerciales, siempre mantenidas independientemente que ahora sea un socio comercial de primer órden o un sátrapa al que hay que aislar internacionalmente. Es decir, por decirlo más claramente, mientras que mi industria¡  armamentística le vende la capacidad para tener a su pueblo a raya, mis gobernantes se mesan los cabellos ante los desmanes antidemocráticos de esos canallas.

Pero como Saulo, vieron la luz. Al menos en las TIC. La Unión Europea quiere ayudar a los activistas de la libertad en Internet. En esto si que lo tenemos claro. No podemos permitir que nuestras tecnológicas. ""Creo que ya es hora de que la industria decida en qué lado está, si no como una cuestión moral, entonces como una cuestión de reputación de empresa"

Ahora lo tengo claro. Tenemos unos gobernantes que dejaron atrás la realpolitik. Ahora de verdad vamos a construir un mundo libre de intereses donde prime la moral, la dignidad, los derechos humanos (acordes de la Internacional, por favor).

Pero a quién pensar engañar. Ahora que todo el mundo tiene en su punto de vista en internet, las 'revoluciones' hechas a golpe de tecla, vamos a decir a todo el que quiera oirnos que nuestra tecnología sirve para hacer un mundo mejor y que no vamos a mirar para otro lado ante las injusticias. Nuestras empresas están comprometidas con un mundo mejor. Zass en toda la boca
 

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