La anterior semana ha sido prolífica en noticias acerca de cómo las TI provocan disrupción en cualquier entorno. Me estoy refiriendo al tema Uber y cómo sectores que parecen tan alejados del ámbito de las TI como son el transporte, los transportes y las concesiones administrativas (en el tema de Uber y el conflicto con los taxistas pocos han reparado en la responsabilidad de las Administraciones Públicas al ser un servicio público regulado, de tal forma, que Uber ataca directamente las competencias de las mismas).
Todo el mundo que está medianamente informado puede ver que Uber no es el problema. Que en 10 años, quizá menos, existirán flotas de coches autónomos que acudirán a tu localización para llevarte allí donde desees. En ese momento, Uber nos parecerá un juego de niños. Y este ejemplo es extensible a casi todos los sectores. Si, haces bien en asustarte.
Y mientras, ¿qué hacen aquellos que nos dirigen? N-A-D-A. Atrapados como están en un fin de régimen y una vez asumido (o vendido, que dirían otros) el papel subsidiario de su querida y tan amada nación española (modo irónico, se entiende) en relación a la economía mundial (seremos los camareros y los botones de los ricos países -por cierto, ya nos ocupamos que otros países emergentes no puedan sucedernos como destino turístico mundial, fomentando las condiciones de inseguridad, insalubridad, ...: cada cual ejerce su poder con el inferior para evitar que ocupe su lugar), permanecemos viendo como desmontan lo poco que se avanzó (en materia social, económica, cultural, ..) desde la liquidación del régimen anterior.